ORACIÓN INICIAL
PARA CADA DÍA
María, ¡Madre de Dios y Madre mía. Grábame, por favor, estas tres cosas que dijiste:
María, ¡Madre de Dios y Madre mía. Grábame, por favor, estas tres cosas que dijiste:
"NO TIENEN VINO": presenta
siempre a tu Hijo mis necesidades y las de todos tus hijos.
"HACED
LO QUE ÉL OS DIGA": dame luz para saber lo que Jesús me dice, y amor grande para
hacerlo...
fielmente.
fielmente.
"HE AQUÍ
LA ESCLAVA DEL SEÑOR": que yo no tenga otra respuesta ante todo lo que Él me
insinúe.
En el año 1917 la Virgen de Fátima se apareció a tres pastorcitos,
que estaban en una cueva, mientras su
rebaño pastaba. Lucía, una de las pastoras, cuenta:
"La aparición no se realizó el día 13 de agosto en Cova de Iría porque el Administrador del Ayuntamiento
apresó y llevó a Vila Nova de Ourem a los pastorcitos con la intención de obligarlas a revelar el secreto que
les había dicho la Virgen que sólo podrían desvelar al Papa. Los tuvo presos en la Administración y en el
calabozo municipal.
Les ofreció los más valiosos regalos si descubrían el secreto. Los pequeños videntes respondieron:
- No lo decimos ni aunque nos den el mundo entero.
Los encerró en el calabozo. Los otros presos que estaban en el calabozo les aconsejaron:
- Pero decid al administrador ese secreto ¿qué os importa que esa Señora no quiera?
- ¡Eso no -respondió Jacinta-, prefiero morir antes que no hacer lo que nos ha dicho la Virgen!
Y los tres niños rezaron con los otros presos el rosario, delante de una medalla de Jacinta colgada de la
pared.
El administrador, para atemorizarlos, mandó preparar una caldera de aceite hirviendo, en la cual amenazó
asar a los pastorcitos si no hacían lo que les mandaba. Ellos, aunque pensaban que la cosa iba en serio,
permanecieron firmes sin revelar nada".
Ni siquiera en esas circunstancias dejan de rezar el rosario porque la Virgen se lo ha pedido, y saben que
le gusta. Ojalá tú tampoco dejes de rezar a María.
Ahora, si te parece, puedes comentar con María este propósito. Después termina con la oración final.
¡OH SEÑORA MíA, OH Madre mía! Yo me ofrezco enteramente a ti; y en prueba de mi amor de hijo te consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón; en una palabra, todo mi ser. Ya que soy todo tuyo, Madre buena, guárdame y defiéndeme como cosa y posesión tuya. Amén
rebaño pastaba. Lucía, una de las pastoras, cuenta:
"La aparición no se realizó el día 13 de agosto en Cova de Iría porque el Administrador del Ayuntamiento
apresó y llevó a Vila Nova de Ourem a los pastorcitos con la intención de obligarlas a revelar el secreto que
les había dicho la Virgen que sólo podrían desvelar al Papa. Los tuvo presos en la Administración y en el
calabozo municipal.
Les ofreció los más valiosos regalos si descubrían el secreto. Los pequeños videntes respondieron:
- No lo decimos ni aunque nos den el mundo entero.
Los encerró en el calabozo. Los otros presos que estaban en el calabozo les aconsejaron:
- Pero decid al administrador ese secreto ¿qué os importa que esa Señora no quiera?
- ¡Eso no -respondió Jacinta-, prefiero morir antes que no hacer lo que nos ha dicho la Virgen!
Y los tres niños rezaron con los otros presos el rosario, delante de una medalla de Jacinta colgada de la
pared.
El administrador, para atemorizarlos, mandó preparar una caldera de aceite hirviendo, en la cual amenazó
asar a los pastorcitos si no hacían lo que les mandaba. Ellos, aunque pensaban que la cosa iba en serio,
permanecieron firmes sin revelar nada".
Ni siquiera en esas circunstancias dejan de rezar el rosario porque la Virgen se lo ha pedido, y saben que
le gusta. Ojalá tú tampoco dejes de rezar a María.
Ahora, si te parece, puedes comentar con María este propósito. Después termina con la oración final.
¡OH SEÑORA MíA, OH Madre mía! Yo me ofrezco enteramente a ti; y en prueba de mi amor de hijo te consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón; en una palabra, todo mi ser. Ya que soy todo tuyo, Madre buena, guárdame y defiéndeme como cosa y posesión tuya. Amén
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