TRADUCCIÓN

domingo, 19 de octubre de 2014

LA IGLESIA ES UN HOSPITAL DE PECADORES, NO UNA CASA DE SANTOS



La Comunión es el Cuerpo Verdadero y la Sangre 
verdadera de Cristo, querido lector. 
Supongo que lo sabe bien… Yo no lo creía, hasta
 que un día vi como un pobre poseído
 se enfurecía brutalmente ante el Santísimo 
expuesto en una custodia.

Ahí se me abrieron
 los ojos, los oídos y todo lo demás…

Fue una espantosa experiencia, pero le aseguro
 queaprendí más presenciándola que si hubiera
 hecho mil tesis en teología. 

El demonio existe y reconoce a Jesús en un
trozo de pan. Lo ve, lo teme… Y le espanta.

Jesús está vivo: lo está en un trocito de pan 

consagrado y es EL MISMO que andaba 
por Galilea, sin diferencia alguna.

Es entonces triste no poder comulgar… ¿Quién es digno de recibir a todo un Dios

en su boca?
 Nadie. Sólo los santos lo son… Y a pesar de ello, los demás comulgamos. 
Yo la primera, aunque no esté divorciada y vuelta a casar. A mí me sostiene la Confesión.
 ¿Qué haría sin ella? Y aún así me siento indigna de comulga.

 Felices las almas que tienen la alegría de comulgar todos los días
 con la conciencia tranquila...

Los divorciados católicos vueltos a casar sufren por no poder comulgar y

 son muchas las amistades que se me quejan por ello.
 “Nuestra religión es cruel con nosotros”, me dicen.

Pero eso es falso, querido lector: la Iglesia no es cruel con los divorciados.

 No lo es con nadie: nos ama, protege y enseña como una Madre que 
conoce a Dios. Y por eso nos da un regalo abismal del que se habla poco:
la Comunión Espiritual.

¿Sabía que durante siglos no se comulgaba en los conventos más que una

 o dos veces al año? 
¿Sabíaque hasta principios del siglo XX en miles de comarcas, pueblos
 y hasta ciudades, se permitía comulgar tan sólo una vez por semana?
 Así era… Y la gente, profundamente creyente, comulgaba espiritualmente
 y se llenaba de Dios.

Son muchas las veces que lo he hecho yo así. Es muy 

dulce comulgar de deseo:  sólo entonces se depende de Jesús,  de su Misericordia y de su Gracia. 

A veces, en mis viajes por Asia era para mí imposible comulgar en semanas –zonas hinduistas-, lo que me entristecía profundamente. 

Entonces lo hacía espiritualmente.

Si no hubiera conocido este regalazo que nos ofrece la Iglesia católica, 

(La Comunión Espiritual), nohubiera podido sobrevivir a muchos  acontecimientos con paz...

Un día, orando ante el Santísimo, tuve conocimiento de la inmensa 

dulzura que es la Comunión Espiritual… 
Sentí que el Corazón de Jesús se unía al mío. Desde entonces para mí 
toda ciencia teológica es el amor y la unión de mi alma con Dios por Jesucristo.

Ahí está mi Todo, y no deseo saber más.

Por favor, corra hacia la Comunión, ya sea en la boca o espiritualmente.


Vuele hacia Ella. Ahora ya le he contado que la Comunión Espiritual  es muy poderosa también… Y es para gentes hermosas a los ojos de Dios, como los divorciados vueltos a casar.

Nunca olvide que la Iglesia es un hospital de pecadores, no una casa
de santos.
María Vallejo-Nágera

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