LOS DIEZ MANDAMIENTOS

Así contesta Jesús al joven rico que quería saber qué debía hacer para conseguir la Vida Eterna. En el nuevo libro de Anselm Grün, el monje benedictino plantea la necesidad de reflexionar acerca de los mandamientos y de actualizarlos para orientar nuestras vidas y ejercer plenamente la libertad.

"Los mandamientos de Dios no pretenden ser una carga, sino que buscan alegrar y recrear a las personas. Tienen que iluminar sus ojos, a fin de que vean al mundo tal como es". A partir de este mensaje, Anselm Grün en su libro Los 10 mandamientos, camino hacia la libertad, nos propone crecer en nuestra relación con los mandamientos de Dios. Ya no han de ser cargas, amenazas o prohibiciones, sino guías concretas en el camino de la vida y fuentes de paz interior y alegría.

La sociedad actual, superficial y vacía de sentido, hace que muchas personas se encuentren perdidas, desorientadas y a la vez temerosas por manifestaciones cada vez más crudas e insólitas de violencia e intolerancia. Frente a ello, "los mandamientos son señales en el viaje por la selva de valores", afirma Grün. Pero en vez de consistir en una serie de indicaciones fundadas en el deber y la razón, son un compromiso con Dios, con nosotros mismos y con los demás, que nacen a partir de un amor exigente, que supone esfuerzo y dedicación y que nos deja el sabor a plenitud en la boca.

Anselm Grün responde diez veces a la pregunta "¿qué significan los mandamientos para nosotros hoy? de una forma sencilla, directa y palpable. Nos ayuda a saltar el trecho que pudo haber quedado entre la educación rígida y formal de los mandamientos y el mensaje de apertura y acogimiento propio del Nuevo Testamento manifestado por Jesús.

El filósofo francés Gustave Thibon dice que "existe una dependencia muerta que oprime y una dependencia viva que expande, la primera de estas dependencias es servidumbre y la segunda es libertad". En la obra del monje Grün se deja en claro que a partir de la puesta en práctica de los mandamientos podemos alcanzar una vida librada del pecado y encaminarnos hacia la libertad dependiendo de las guías que Dios nos recuerda.

Si nuestros dioses son el dinero, el éxito o el prestigio; si queremos hacernos un Dios a nuestra medida; si no nos liberamos de las exigencias de la sociedad, el estado y la economía ni siquiera el domingo; si creemos que honrar a los padres implica no independizarse; si matamos lentamente a los demás con nuestras palabras hirientes; si no somos fieles; si nos aprovechamos de los más débiles; si no somos honestos; si deseamos al otro de una manera que daña y ofende; si en vez de ser agradecidos, nos comparamos constantemente y competimos… ¿dónde están las leyes de los diez mandamientos?

 

En el Antiguo Testamento Dios entregó los Diez Mandamientos a Moisés en el Sinaí para ayudar a su pueblo escogidos a cumplir la ley divina.

Jesucristo, en la ley evangélica, confirmó los Diez Mandamientos y los perfeccionó con su palabra y con su ejemplo.

Nuestro amor a Dios se manifiesta en el cumplimiento de los Diez Mandamientos y de los preceptos de la Iglesia.

En definitiva, todos los Mandamientos se resumen en dos: amar a Dios sobre todas las cosas y amar al prójimo como a uno mismo, y más aún, como Cristo nos amó.

¿Basta creer para salvarse?

No basta creer para salvarse, pues dice Jesucristo: Si quieres salvarte, cumple los mandamientos.

¿Quién dio los Diez Mandamientos?

Dios mismo dio los Diez Mandamientos a Moisés, y Jesucristo los confirmó y perfeccionó con su palabra y con su ejemplo.

¿Cuáles son los Diez Mandamiento de la Ley de Dios?

Los Diez Mandamientos de la Ley de Dios son:

1º Amarás a Dios sobre todas las cosas.
2º No tomarás el Nombre de Dios en vano.
3º Santificarás las fiestas.
4º Honrarás a tu padre y a tu madre.
5º No matarás.
6º No cometerás actos impuros.
7º No robarás.
8º No dirás falso testimonio ni mentirás.
9º No consentirás pensamientos ni deseos impuros.
10º No codiciarás los bienes ajenos.