Pronto los periodistas advirtieron que aquel ciclista no era cualquier
ciclista. Y aunque trataron de arrancar declaraciones, el arzobispo de Lyon, uno
de los obispos que se manifestaron por la familia en París el mes de enero de
2013, supo guardar el silencio y la compostura. Y en los días sucesivos continúo
utilizando el mismo medio de transporte para llegar y regresar a su casa
temporal en Roma. Curiosamente, las fotos más bien poco usuales de un cardenal
en bici apenas si han recibido atención mediática. Quizá porque muestran la
sencillez de un hombre que podría ser Papa. Y no vaya a ser que la prensa
contribuya a mostrar que, pese a mucho, los cardenales son hombres normales y
que siguen existiendo «papables» con un alto sentido de la
naturalidad.
Desde el lunes 4 de marzo
decenas de periodistas se agolparon a la entrada del Vaticano que da al Aula
Pablo VI, donde se encuentra el Aula del Sínodo. La razón era comprensible: dado
que empezaban las congregaciones generales de los cardenales, el
pre-Cónclave, todos los príncipes de la Iglesia debían pasar por ahí. La
sola idea de arrancar una declaración -o alguna indiscreción- de alguno de los
cardenales era el sueño acariciado.
La mayoría de los cardenales llegó en coche, los obispos estadounidenses en
un pequeño autobús del Pontificio Colegio Norteamericano, otros más a pie. Nadie
esperaba otro medio de transporte. La sorpresa la dio el arzobispo de Lyon,
Francia, Cardenal Philippe Barbarin, quien el miércoles 6 de marzo casi
pasa desapercibido. Y es que ninguno esperaba verlo llegar en bicicleta.
Al principio se pensó en una broma más: un día antes un falso «obispo»
había tratado de colarse con el Card. Velasio De Paolis a una de las
congregaciones generales, por lo que ver a un hombre de negro, con boina y una
mochila a las espaldas (donde guardaba la sotana episcopal), montado en una bici
y con la clara intención de cruzar la frontera del Vaticano dejó sorprendidos
incluso a los Guardias Suizos. Pero no era una broma: el hombre que
montaba la bicicleta era un sucesor de los apóstoles, un cardenal con ya un
Cónclave de experiencia, pues el Card. Barbarin participó en el de 2005, el que
eligió a Benedicto XVI.
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