TRADUCCIÓN

sábado, 9 de marzo de 2013

PAPABLES

De esta lista saldrá el próximo Papa, pero mientras esto sucede, ya que el Cónclave está convocado para el día doce de marzo, os dejo conjeturas para que veamos los que tienen más probabilidades:







También, veamos la todopoderosa Curia Vaticana. Estos son los hombres que la forman:







Aunque en la lista anterior no está, también se va teniendo en cuenta a:

Peter Erdo es una de las figuras más destacadas de la Iglesia en Europa. Este húngaro de 60 años ha sido durante muchos años el cardenal más joven tras haber sido creado como tal por Juan Pablo II en 2003 cuando apenas contaba con 52 años. Para Roma, Erdo es el referente en la Iglesia de la Europa Oriental y así lo ven sus amigos en el Episcopado.
El cardenal Erdo es arzobispo de Esztergom-Budapest y primado de Hungría. Además, desde 2006 es el presidente de las Conferencias Episcopales de Europa. Este hecho puede ser relevante en este Cónclave puesto que este cargo le ha permitido tratar y conocer a buena parte de las iglesias europeas y le ha granjeado la amistad y la estima de numerosos cardenales de todo el continente y de la Curia. Si bien no tiene experiencia curial su extensa trayectoria pastoral y su liderazgo en las conferencias europeas le da un plus.







Una alternativa muy solida
Este húngaro mayor de seis hermanos llega al Cónclave sin hacer mucho ruido y a la sombra de los que han sonado como grandes favoritos. Es una alternativa, pero muy real. Erdo ya conoce el funcionamiento de la elección pues participó en la votación de 2005 que eligió a Benedicto XVI. En caso de que el Cónclave se 'enquistase' sería probablemente uno de los primeros nombres en salir a la palestra.
Conoce muy bien las sociedades secularizadas y las consecuencias del comunismo. Y además sabe tratar con el mundo no creyente. Además de su dilatada trayectoria pastoral ha dedicado una buena parte de su vida a la docencia y es uno de los canonistas más importantes del continente. Lo hizo como profesor y también arriesgando su integridad física fundando la primera universidad católica en Hungría durante el régimen comunista.
Salvando mucho las distancias, Erdo sería una especie de Wojtyla pues aportaría la experiencia de la Iglesia perseguida por el comunismo. Su vigor y su corpulencia también evocan al gran Papa polaco.

Una vocación forjada durante el comunismo

Sobre todo, Peter Erdo es un cardenal que forjó su fe bajo el yugo de la opresión comunista. Y ese hecho le marcó su sacerdocio. En una entrevista, el purpurado recordaba algunos momentos de su infancia que clarifican ese tiempo: "todos los domingos, después de la comida, mis padres nos enseñaban la religión. Mi padre era jurista, y desde el inicio del comunismo no pudo ejercer su trabajo porque era conocido como un católico practicante; mi madre era profesora, y no podía ejercer su empleo por la misma razón. En ese tiempo, eso significaba la pobreza. Sin embargo, gracias a ellos, sus hijos pudimos crecer en la fe y vivirla de un modo natural".
Tras esto, continua su relato: "entré en el Seminario en 1970. Tuve dificultad para ser aceptado en el seminario. Tras ingresar, hice el servicio militar y luego comencé los estudios de Teología. Es verdad, había dificultades, no se podían hacer muchas cosas, pero con algo de prudencia se podía hacer algo". Fue testigo como compañeros suyos fueron encarcelados aunque explica cómo conseguían esquivar al sistema opresor.
Por ello, sobre el siglo XX en Europa, el cardenal Erdo habló en otra conferencia sobre las ideologías que han arrasado Europa, la ideología que forja la masa y que destruye al individuo. "Primero llegó el nazismo y luego, en paralelo, el comunismo, o sea, el tantas veces llamado irónicamente ‘socialismo real’. Según revela la experiencia de estos pueblos, ninguna de las dos soluciones propuestas consiguió liberar al hombre de sí mismo, liberar al hombre de las consecuencias del pecado, de su egoísmo y por tanto de la explotación y la opresión. Es cierto que en algunos países socialistas, por ejemplo, podía alcanzarse cierta igualdad en la distribución de algunos bienes, pero –como bien sabemos- la igualdad no coincide necesariamente con la justicia. Y ni siquiera cierta tranquilidad mantenida a base de una presión evidente consigue hacer que se olvide la falta de libertad".

Claro, directo y conocedor de la realidad

Esto es precisamente lo que es el cardenal húngaro, libre para expresar sus convicciones. El cardenal Erdo es una persona muy clara pero a su vez es "sencillo, cercano y de trato exquisito", tal y como le definen los que le conocen. Además, maneja un gran número de lenguas entre las que está el inglés, italiano, alemán o español.
Por todo ello, no ha dudado en numerosas ocasiones en recordar las raíces de Europa y denunciar la intromisión del Estado en el en el interior del hombre cercenando sus libertades individuales. Tampoco ha tenido problemas en censurar el laicismo radical de algunos organismos internacionales y medios de comunicación.
"Está en curso una revolución antropológica que desorienta al mismo hombre, lo engaña, y corre el peligro de perderse a sí mismo. La Iglesia agradece al Señor por haber recibido de ella respuesta a las más profundas expectativas del hombre, a su más profundo anhelo y nostalgia del Otro. La respuesta es Cristo. La Nueva Evangelización, tema que nos está acompañando en estos años, es una ocasión y un llamamiento a trabajar para que Cristo, siempre igual ayer y hoy, pueda ser entendido y acogido por todos.Un corazón que ha encontrado su Camino en Cristo será capaz de cumplir milagros en la familia, en el colegio, en el trabajo y en diversas instituciones nacionales e internacionales", dijo recientemente en otra conferencia sobre el futuro de Europa.
Sin embargo, no evita la autocrítica y la responsabilidad en la descristianización de Europa. Por ello, cree que el futuro está en los laicos y que éstos deben dar un paso al frente puesto que llegan donde no podrá hacerlo un sacerdote. Sobre los problemas de hoy también alerta sin desfallecer: "en este momento de dificultad económica, el hombre de hoy, el ciudadano europeo de nuestros países, puede fácilmente dejarse contagiar por la mayor epidemia de nuestro tiempo: la desesperación. La falta de esperanza es el mayor mal de nuestra época".
Todos los Papas nombran (siempre indirectamente) a su delfín. Benedicto XVI no iba a ser menos. Y quizás con más razón que sus predecesores, porque pudo hacerlo en vida. Con gestos sutiles, con indicaciones subliminales y, sobre todo, subrayando, durante todo su pontificado y de un modo más acusado estos últimos días, la hoja de ruta del nuevo Papa.
Javier Lozano


 

Los brasileños creen que están cerca de tener un Papa nacido en su país, el primero fuera de Europa. Los principales medios publican análisis y entrevistas con vaticanistas dentro y fuera de Brasil, apuntando hacia un «pulso» entre el cardenal de Milán, Angelo Scola, favorito en las casas de apuestas, y el arzobispo brasileño Odilo Scherer.
«La disputa avanza hacia la polarización entre Scherer y Scola», destaca el diario «O Estado» de São Paulo, uno de los más importantes del país. El periódico entrevistó a Lucetta Scaraffia, historiadora y vaticanista de la Universidad La Sapienza, de Roma, que confirma que Scherer es uno de los candidatos más fuertes. «Scherer es americano, lo que atiende a una presión por un Papa fuera de Europa, pero también es sudamericano, lo que haría superar los problemas políticos que oponen a muchos cardenales europeos a los de Estados Unidos», afirma Scaraffia. «También tendría el apego de los países emergentes y del Tercer Mundo; además, es alguien que conoce la Curia».
John Allen Jr., vaticanista de la National Catholic Reporter y de la Cadena de TV CNN, también cree que Scherer es la mejor apuesta. «Tiene buena reputación y es admirado en Roma», declara al diario «O Globo». BBC Brasil cita al especialista en religión de la Universidad Internacional de Florida, Daniel Álvarez, que piensa que la ascendencia alemana de Scherer lo conecta a Europa y fortalece su posición en el Cónclave. «O Estado» reconoce, sin embargo, que la polarización puede perjudicar a Scherer y a Scola, si es que ninguno de los dos consigue los dos tercios de los 115 votos, provocando el surgimiento de una tercera opción.

Quién es Odilo Scherer

El arzobispo de São Paulo tiene 63 años y nació en la pequeña ciudad de Cerro Largo, Río Grande del Sur, en el seno de una familia de origen alemán, siendo el sexto de 13 hermanos. En 1976 se ordenó sacerdote y es doctor en Teología Sagrada en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. Además del portugués, Scherer habla alemán, italiano, francés e inglés.

São Paulo es la mayor ciudad del país con más católicos en el mundo, más de 120 millones en una población de casi 200 millones. Es considerado un conservador moderado, siendo conocido por combatir la Teología de la Liberación en Brasil y por criticar los movimientos Carismáticos que crecen en el país, con sacerdotes que graban discos y realizan shows. «Los padres no son celebridades», cuestionó en 2007. Scherer tiene también fama de ser un buen administrador.
 
Tiene más de 20.000 seguidores en Twitter (@DomOdiloScherer). Formó parte de la Congregación para Obispos de la Curia Romana entre 1994 y 2001, y fue secretario general de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil entre 2003 y 2007.


El Papado es una monarquía especial, asentada en la ley básica de la continuidad. En la Iglesia y en el papado no se producen saltos. Apoyados en esta norma no escrita, todos los Papas de la edad moderna han intentado señalar a sus "papables preferidos". Porque, en algunos casos, pueden ser varios.
Pablo VI le entregó al cardenal Albino Luciani, en 1972, en su sede patriarcal de Venecia, su estola papal. Y Luciani se convirtió en Juan Pablo I, el Papa de los 33 días. Juan Pablo II no entregó estolas, pero hizo algo mejor: nombrar al cardenal Ratzinger decano del colegio cardenalicio. El Papa Wojtyla sabía perfectamente que ese puesto lo colocaba, de hecho, como Papa en funciones, eclipsando al propio camarlengo, el español Martínez Somalo, ya anciano, enfermo y sin apetencias de poder. Y Ratzinger se convirtió en Benedicto XVI.
El ya Papa emérito tuvo, durante su pontificado, dos gestos especiales con dos cardenales: Scola y Ravasi. El último en el tiempo, con el cardenal Gianfranco Ravasi. En efecto, el Papa le encomendó a su ministro de Cultura la predicación de sus últimos ejercicios espirituales, que hizo, con toda la Curia, del 17 al 24 de febrero.
 

Al finalizar los Ejercicios basados en los Salmos, el Papa no sólo agradeció las predicaciones de Ravasi, sino que subrayó aún más la capacidad de su ministro de Cultura: "Con la mediación del Ars orandi, antiguo y siempre nuevo del pueblo hebreo y de la Iglesia, hemos podido renovar el Ars credendi: una necesidad subrayada por el Año de la fe y aún más necesaria en el momento particular que yo, personalmente, y la Sede Apostólica estamos viviendo". Y concluyo: "Que Dios le recompense por este esfuerzo, que tan brillantemente ha logrado". Unos días antes, concretamente el 11 de febrero, había anunciado que renunciaba.
Si "señaló" a Ravasi una vez, con el cardenal Angelo Scola lo hizo al menos en tres ocasiones: Recibiéndolo pocos días antes de anunciar su renuncia; visitándolo en su sede de Venecia y, sobre todo, trasladándolo a Milán. Porque nadie va de Venecia a Milán, si no es por una razón muy especial: el ser señalado por el Papa reinante como su favorito a la sucesión. Y eso le pasó a Scola que dejó la sede patriarcal para hacerse cargo de la diócesis más grande y más influyente del mundo. La archidiócesis de Montini, Lercaro, Martini o Tettamanzi.

La pugna entre las dos 'almas' de la Iglesia

Los dados están echados y los favoritos señalados: los dos italianos, los dos amigos del Papa. Con algunas diferencias entre ambos. Con esquemas laicos, Scola pertenece al sector más conservador. Garantizaría la continuidad. Es un buen teólogo, con experiencia pastoral contrastada. Con 71 años y en buena forma física, en su contra juega el haber sido una de las máximas figuras del movimiento neoconservador Comunión y Liberación. ¿Está la Iglesia preparada para un Papa de un movimiento?
Ravasi pertenece al sector moderado. De 70 años, en buena forma y buen teólogo, está considerado uno de los mejores intelectuales de la Iglesia actual y un maestro consumado en el diálogo con el mundo moderno. Sería el ideal para reconquistar el universo de la cultura, tan alejado de la Iglesia católica desde hace casi un siglo. En su contra juega su falta de experiencia pastoral directa.
Dos candidatos que reflejan bien las dos "almas" clásicas de la Iglesia: la conservadora y la moderada, dado que hace años que ha desaparecido la progresista. Dos sensibilidades que siempre han existido. Es una constante en la historia de la Iglesia la confrontación entre movimientos de reforma y de restauración. El péndulo eclesial se mueve entre esos dos extremos. Y, después de casi 33 años de restauración (iniciada con Juan Pablo II y concluida con Benedicto XVI), toca cambio de tendencia. Se cierra un ciclo y el péndulo eclesial debería girar al centro. Lo exige la dinámica social y eclesial. Es una voz en grito tanto de los fieles como de muchos jerarcas.
Y esa dinámica apunta más a Ravasi, que puede verse favorecido por otra variable que va a ser sin duda determinante en la elección del nuevo Papa: la limpieza. El sucesor de Benedicto XVI tendrá que estar absolutamente limpio de cualquier episodio que lo vincule directa o indirectamente con la lacra de la pederastia. Y esa vinculación afecta, sin duda más, a los prelados que tienen cargo pastoral, como Scola. En cambio, mantiene a salvo a los curiales, como Ravasi.
Y es que también en eso el Papa Ratzinger ha hilado muy fino: limpió la Iglesia, impuso la tolerancia cero frente a los clérigos abusadores, y denunció, por activa y por pasiva, las intrigas por el poder y el carrerismo de la Curia, así como los oscuros tejemanejes del IOR, el banco vaticano. Tanto que su propio periódico lo bautizó como "un pastor en medio de lobos". Es decir, el Papa marca una clara hoja de ruta a su sucesor: continuar con la limpieza interna de la Curia y del banco vaticano. Acabar la obra que él no pudo concluir. O no le dejaron.

Consejero y consultor

Pilotada la sucesión, a Benedicto XVI sólo le queda esperar a la fumata del cónclave, para ver si el "habemus Papam" le corresponde a alguno de sus dos preferidos. Sea Scola, sea Ravasi o sea cualquier otro, el nuevo Papa puede contar, por vez primera en la historia, con el inestimable apoyo de un Papa emérito. Un reposo para una tarea ingente. El monasterio Mater Ecclesiae convertido en la casa de Lázaro en Betania. Con un Papa emérito convertido en María, la dedicada a lo esencial, para ayudar a Marta, el Papa dedicado a regir los destinos de la Iglesia.
No es Benedicto XVI una persona para ejercer o condicionar el poder. Y menos, en la sombra. Ha renunciado con todas las consecuencias. Podrán cohabitar en paz y armonía los dos Papas, el emérito y el reinante, el Papa "político" y el Papa "espiritual". Uno dedicado a reinar y gobernar. El otro, a rezar. Y a ofrecer su consejo de Papa anciano, sabio y centrado en lo esencial. Siempre que el nuevo Papa se lo pida. Que se lo pedirá. Sería ilógico desperdiciar su caudal de sabiduría y piedad. Además, lo tendrá fácil. El secretario y hombre de confianza de Benedicto XVI vivirá con él, pero seguirá desempeñando su cargo de prefecto de la Casa Pontificia, es decir, el eclesiástico que controla la agenda del nuevo Papa, mientras éste no dispone lo contrario. El fiel y elegante Georg Ganswein será la perfecta correa de transmisión entre los dos "Pedros". Y la Iglesia no contará con uno, sino con dos timoneles. O con un timonel y un consejero. Pedro y Pablo al mando de la barca de la Iglesia. ¡Menudo lujo!
 
JM Vidal

Gianfranco Ravasi es junto a Angelo Scola y Angelo Bagnasco de los pocos cardenales italianos que aparecen a priori con posibilidades de llegar a ser Papa. Este italiano de 71 años cumple el perfil intelectual que tanto gustó a Benedicto XVI y gracias al cual fue nombrado presidente del Pontificio Consejo para la Cultura, órgano desde el que la Iglesia de manera oficial ha tendido la mano al mundo no creyente.
En este sentido Ravasi es ante todo un intelectual pues es un reputado biblista y experton en Arqueología, motivo por el cual el ahora Papa emérito le nombró también presidente de la Pontificia Comisión de Arqueología Sacra. Además, es el presidente de la Asociación Cultural Casa di Dante en Roma, dedicada a dar a conocer las obras del escritor italiano en todo el mundo.

Predicador de los Ejercicios Espirituales del Papa

El cardenal Ravasi es además autor de una vasta obra intelectual y a pesar de existir algunas discrepancias teológicas con Ratzinger, el Papa le dio plena confianza aupándole a uno de los órganos más importantes para Benedicto XVI, el de la Cultura, donde la Iglesia debe dar respuesta.

De cara al Cónclave que comienza este martes, Ravasi aparecía en un primer momento como un tapado pero su nombre ascendió a los primeros puestos tras ser el elegido por el Papa para predicar los Ejercicios Espirituales para la Curia y que precisamente, de ahí el detalle, han sido los últimos. Por ello, sí el Papa tenía meditada esta decisión, estos ejercicios que se llevaron a cabo tras el anuncio de renuncia se convertirían en clave. De este modo, muchos vieron en este signo un guiño de Benedicto XVI.

De este modo, distintos sectores de la Iglesia intentan vender a Ravasi como el candidato del ala progresista. Sin embargo, apenas existen cardenales "progresistas" y menos creados por Benedicto XVI. Como mucho, sería justo situar a Ravasi como "moderado", términos siempre inexactos.

Impulsor del "atrio de los gentiles"

Desde su condición de presidente del Consejo para la Cultura y con el aval del Papa, Gianfranco Ravasi lideró la puesta en marcha del denominado "atrio de los gentiles", con el objetivo de dialogar y evangelizar al mundo no creyente de hoy. Se organizaron jornadas en distintas ciudades europeas y que tuvo su punto más alto en Asis, donde se juntaron líderes religiosos de todo el mundo, incluidos ateos y que contó con la presencia del Papa.
El atrio de los gentiles era una zona anexa al templo de Jerusalén a la que podían acceder los "gentiles" y en la que todos judíos y no judíos podían debatir, preguntar y responder sobre Dios de manera respetuosa.
En este sentido, el cardenal Ravasi, que tiene un trato y un encanto personal exquisito, ha escrito numerosos artículos en medios de comunicación y ha dirigido un espacio televisivo. Y los medios de comunicación son para él un vehículo indispensable y necesario. Muy activo en Twitter, es uno de los referentes de la Iglesia en el diálogo con la cultura contemporánea, lo que viene avalado por sus conocimientos que exceden el ámbito religioso.

Diálogo Fe-Razón

Sin embargo, si su cultura es su gran aval su principal escollo de cara al Cónclave pasa por su falta de experiencia pastoral pues siempre ha desempeñado cargos docentes o curiales.
Nacido en 1942, Ravasi fue ordenado sacerdote por la Archidiócesis de Milán en 1966. Estudió en la Pontificia Universidad Gregoriana y en el Pontificio Instituto Bíblico. De ahí su fama como exégeta bíblico. Más tarde enseñó Antiguo Testamento en el Seminario de Milán y en la Facultad de Teología del Norte de Italia.
Mientras desarrollaba estas labores docentes no podía dejar de lado su gran pasión, la arqueología. De este modo, recorrió Siria, Jordania, Irak o Turquía con grandes arqueólogos como el dominico Roland de Vaux, entre otros. Más tarde, de 1989 a 2007 fue prefecto de la Biblioteca Ambrosiana de Milán y mientras tanto presentaba un programa televisivo.
Este cardenal de eminente erudición y que genera discrepancias igualmente con algunos compañeros comparte la preocupación del Benedicto XVI por el diálogo fe-razón. "Los creyentes y los no creyentes somos todos habitantes de esta tierra y vamos a las mismas aulas universitarias", dijo mientras añadía que "la mitad de mis amistades son gente no creyente". Ante el Papa reflexionaba de que la fe se complementa con la razón: "la fe es el por qué, la ciencia es el cómo".
Fue creado cardenal en 2010. En la Curia además es miembro de la Congregación para la Educación Católica y de los Consejos Pontificios para el Diálogo Interreligioso y para la Promoción de la Nueva Evangelización.
Javier Lozano

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