Un hombre que no le tiene miedo a la muerte no le tiene miedo a la vida. Ése es Pedro Ruiz.
Desde la sinceridad más absoluta, a la que nos tiene acostumbrados, Pedro Ruiz reúne en doce breves pero lúcidas disposiciones su testamento vital, además de regalarnos sus más francas (y en ocasiones mordaces) opiniones acerca de la vida y, por tanto, de la muerte, así como algunas emotivas anécdotas de despedida de un puñado de buenos amigos, conocidos del ámbito cultural español.
Las páginas de 'Testamento' (Ediciones B) son consecuentes con el resto de sus actitudes. Colofón de su pirueta, fértil e inacabada, para disfrute de los que le entiendan. Para consuelo de los que se sientan asustados. Para que hasta la última palabra sea suya. Y, sobre todo también de ustedes. Ésa es la raíz de esta nueva obra de un artista rebelde con la norma y amable con los corazones.
EXTRACTOS
A partir de ahora, colaboremos todos para que salga toda la mierda que hay debajo de los millones de alfombras, que dentro de un rato volverán a estar puestas y habrá otra mierda distinta de otros culos diferentes. Que se jodan.
A cualquier persona independiente el sistema no le quiere. El sistema sólo contrata a cómplices o a peleles, o a gente que tenga una sinergía natural y que todavía sea crédula.
Los partidos políticos, de los que no quiero hablar mucho porque son un coñazo para la gente, dan mítines sobre la libertad y, en mi opinión, ninguno de ellos cree en ella. Por lo menos los grandes partidos de este país que todavía llamamos España.
Yo tengo un episodio de impuestos en mi vida muy flagrante. Por defender a Lola Flores se inventaron una campaña contra mí. Durante años cayó sobre mi persona un diluvio de mierda, que poco a poco me he quitado. Todo era una orden directa del presidente del Gobierno de entonces [Felipe González]. En la Feria del Libro de Barcelona de hace dos años, en San Jordi, vinieron dos señoras de unos 70 años y me dijeron: "Somos las funcionarias de Hacienda a las que nos obligaron a cambiar todo su expediente contra usted. El día que quiera vamos a cualquier medio de comunicación y lo contamos".
El miedo que había a la Policía de Franco, por inercia ha pasado a los inspectores de Hacienda.
Esto es una superposición de círculos mafiosos con una corona o un presidente de la república arriba, y nos lo estamos tragando desde por la mañana hasta por la noche. Ya vale.
Me da asco que la televisión este politizada y que esté en manos de dos.
Yo estuve doce años prohibido [en TVE] con Franco y llevo 19 años prohibido con la democracia, diez años ahora y nueve antes con Felipe González. Casi me salía más a cuenta el dictador en materia televisiva.
He leído que el Consejo de Europa estaba preocupado por presiones políticas en Televisión Española. Qué novedad, si no ha habido otra cosa. Todo está politizado.
Realmente es sorprendente comprobar trayectorias como la de Juan Luis Cebrián. Yo me quedo con la de Vizcaíno Casas, que fue coherente todo el tiempo y dijo lo que pensaba, y tú puedes estar de acuerdo o no.
Cuando conozco a Aznar le digo: "yo soy ácrata, agnóstico, apátrida y no te votaré nunca". Y me dice: "pues espesamos bien". "Pues sí, de la mejor manera".
"Los directivos nuevos que hay en las televisiones públicas son buena gente, son buenas personas, pero son conserjes. Son conserjes del Zaplana y del Rubalcaba de turno.
La televisión pública no puede tirar de la manta de la corrupción porque la televisión pública es una parte de la manta.Entrevista: Antonio José Chinchetru
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