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Las sectas suelen decir que los
católicos adoramos un trozo de madera cuando “adoramos” las imágenes. Esto
parece ya obsesión en sus ataques a la Iglesia Católica.
Los de las
sectas que van visitando las casas aducen el texto del Deuteronomio que dice
así: “No vayáis a pervertiros y os hagáis alguna escultura de cualquier
representación que sea: figura masculina o femenina, figura de alguna de las
bestias de la tierra, figura de alguna de las aves que vuelan por el cielo,
figura de alguno de los reptiles que serpean por el suelo, figura de alguno de
los peces que hay en las aguas debajo de la tierra. Cuando levantes tus ojos al
cielo, cuando veas el sol, la luna, las estrellas y todo el ejército de los
cielos, no vayas a dejarte seducir y te postres ante ellos para darles culto.
Eso se lo ha repartido Yahveh tu Dios a todos los pueblos que hay debajo del
cielo” es decir, que pertenece a todos los pueblos.(Dt. 4, 16-19),
Y las
dicen: traiga su biblia. ¿Ve Ud.?, también lo dice su biblia, pero los católicos
no hacen caso a la Biblia, siguen teniendo imágenes en sus casas y las adoran.
Esto último es lo que no es verdad. Lo vamos a explicar.
Pero antes,
vamos a poner un ejemplo: Había un familia con varios hijos. Un buen día, cuando
el padre y el hijo mayor estaban en el campo, unos asesinos entraron en su casa
y secuestraron a todos los demás hermanos. Los tenían encerrados, los
maltrataban… El hermano mayor fue a rescatarlos; los asesinos odiaban al hermano
mayor porque les echaba en cara el mal que hacían y les ponía en ridículo
delante de la gente. Fue a hablar con ellos y, al encontrarlos, les dijo: “me
entrego a vosotros si soltáis a mis hermanos”. Ellos soltaron a los hermanos y
lo mataron a él después de haberle atormentado con mucha crueldad.
Su
familia puso en la casa una foto del hermano asesinado y con cierta frecuencia
la contemplaban e, incluso, le decían cosas bonitas y la daban gracias y le
pedían al Señor que le diese un gran premio y le decían a él que le pidiese al
Señor que les ayudase a ser como él. Pasó por allí un familiar y, al ver cómo
hablaban con el hermano ante su foto, les dijo: no hagáis eso porque estáis
hablando con un trozo de papel; destruid esa foto y que no presida vuestra
casa.
¿Les recuerda este ejemplo lo que les dicen algunos que van
visitando las casas y cuando llegan a la vuestra, pulsan el timbre aunque sea
muy de mañana, y os hacen levantar de la cama para hablar de la Palabra de
Dios?
¿Es que no están bien de la cabeza los que, ante la foto de su hijo
o hermano, lo contemplan y le hablan? ¿Es que le están hablando a un trozo de
papel o, más bien, la foto les recuerda al hermano que ha dado su vida por ellos
y que está en el cielo?
Los católicos cuando veneramos las imágenes no
“adoramos” un trozo de madera; las imágenes nos recuerdan a Dios, a Jesús o al
Espíritu (sólo a ellos “adoramos”, no a la Virgen ni a los santos a quienes
“veneramos”. Pero ni adoramos ni veneramos a un trozo de madera, sino a quienes
esas imágenes representan.
En el próximo artículo pienso hablar de lo que
Dios prohíbe en cuanto a no hacer imágenes y en otro, sobre las imágenes que
manda hacer.
Jose Gea
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