Mil gracias derramando,
pasó por estos sotos con presura,
y yéndolos mirando,
con sola su figura
vestidos los dejó de hermosura.
S. Juan de la Cruz
Parecería un alarde de estultez si me pusiera, aquí, a descubrir al San Juan de la Cruz místico o poeta, al frailecillo que elevó la literatura española a cotas todavía no alcanzadas o el espíritu a oteros desconocidos.
Hoy siendo copatrono de Úbeda deberíamos, los ubetenses, de dejar de mirar tanto nuestro ombligo y hacer un ejercicio de humildad. Mucho presumir, mucho pavonearnos si murió en Úbeda, si estuvo en el convento, si tránsitos mistéricos en la noche de diciembre y resulta que para la mayoría de ubetenses San Juan de la Cruz es un gran desconocido.
Yo quisiera saber cuántas de nuestras escuelas primarias visitan de forma reglada cada año su convento museo, cuántas, -no digo yo que lo estudien, que lo lean-, que se ejerciten en su sonoridad, que empiecen a conocerlo a través de sus escritos para después volar más alto. Por supuesto , verlo en clases de Religión sería un atrevimiento, proponerlo más; las tareas de los chavales son más historiadas: angelitos con sobrepeso por sus alas, cenefas de papel charol... Qué le vamos a hacer.
Mientras, estoy seguro, si un niño pasa por el Paseo del Mercado -como los locales lo conocemos- y se fija en la estatua central se preguntará - más de uno y una-: quién es ese señor y qué pinta allí. No digo nada si le da por leer los versos con los que he comenzado este escrito y que sumergen en un grato ensimismamiento a todo el que los lee. ¿Sabrá que son del Cántico Espiritual?, ¿qué los escribió él? Mucho sería aventurar que supiesen lo que significan. Pero la culpa no es de ellos: es de todos.
Esta Úbeda pueblerina sigue así y creo que seguirá así porque nunca hemos sabido valorar lo que tenemos y menos apreciar a quiénes dejaron nuestro paisaje local "vestido de hermosura".
Pablo
Pablo
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