Admirable San Francisco de Borja, grande en la tierra, pero mucho mayor
en el cielo por tus admirables virtudes, ejemplo de príncipes y señores,
guía de sacerdotes, modelo de religiosos y prelados, celosísimo del
bien de las almas; que has merecido del Señor gracia especial para
librar de las enfermedades a tus devotos, conservarles el honor, y hacer
que recobren la buena fama; para apaciguar discordias, aplacar
terremotos, y librar de sus estragos a tantos pueblos, que os invocan
por protector y patrono; alcánzame del Señor buen uso de las riquezas,
paciencia en las adversidades, desprecio de las pompas y vanidades del
mundo, la salud y el bienestar del cuerpo que convenga para mi
salvación, y sobre todo imitación perfecta de tus virtudes, para gozar
contigo de la presencia de Dios en el cielo por los siglos sin fin. Amén
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