Batalla de Baécula, Escipión se enfrenta a los Barca
Año 208 A.c. , la segunda guerra púnica dura ya 10 años, nombres como Trebia, Trasimeno, y Cannas
resuenan en cada rincón de la maltrecha república, Aníbal seguía
invicto en Italia, con el senado romano despojando sus templos sagrados
para poder seguir costeando la guerra, pero aquí en Hispania había
aparecido una china en las sandalias de los púnicos, un joven patricio
que había perdido a su padre y a su tío en la misma tierra que ahora
intentaba dominar, su nombre era Publio Cornelio Escipión.
En el año 209 a.c. Escipión había realizado una marcha “relámpago” desde Tarraco
(Tarragona) hasta la capital cartaginesa en la península ibérica:
Cartagonova (Cartagena), aprovechando que el ejército liderado por Asdrúbal
Barca, (hermano de Aníbal) desconocía la maniobra y se encontraba a
muchas jornadas de marcha. El asedio fue sorprendentemente rápido ya que
el general romano aprovechó su conocimiento sobre las mareas del
lugar, para atacar por una zona de la muralla desguarnecida que daba a
una laguna que se creía intransitable. Escipión en un gesto de
diplomacia brillante, evito una matanza entre la población civil y
liberó a los rehenes que los cartagineses retenían para asegurar la
lealtad de los pueblos hispanos. Este tipo de gestos por parte de
Escipión provocó un cambio de lealtades en la región.
A comienzos del 208 a.c., sumando a sus fuerzas
un nuevo contingente de aliados hispanos, las legiones reanudaron su
marcha hacia el sur, sacando partido a que el ejército cartaginés se
encontraba dividido, ya que Asdrúbal pretendía abandonar la península
imitando a su hermano mayor cruzando los pirineos y los Alpes, y así
reforzar las fuerzas de Aníbal en Italia para asestar un golpe
definitivo a la república romana. Escipión se dispuso a atacar las
fuerzas de Asdrúbal por sorpresa, pero éste alertado por sus avanzadas
de reconocimiento del tamaño del ejército romano, decidió
tomar posiciones defensivas en un cerro cercano a Baécula.
La localización todavía es inexacta pero las últimas investigaciones
del Instituto Universitario de Arqueología de la Universidad de Jaén lo
sitúan cerca de la población actual de Santo Tomé, en un cerro llamado
“el de las albahacas”, aunque otras fuentes aseguran que el cerro en
cuestión estaría a las afueras de Bailén a unos 40 km, que siempre fue
la “primera opción” a tener en cuenta, incluso por la similitud del
nombre (la diferencia entre las dos localizaciones es que en la de
Santo Tomé se han encontrado restos de una batalla con armas, cerámica y
pertrechos coincidentes con los dos bandos en cuestión, y la de Bailén
se acerca más a los textos clásicos y sobre todo por la proximidad a las
minas y su consiguiente enclave estratégico) . Este cerro dominaba
la entrada al valle del alto Guadalquivir, una zona vital ya que daba
paso a la Bética, una de las zonas más ricas de Hispania por su
fertilidad y sus minas de plata situadas en la cercana Cástulo.
Como es habitual en este tipo de batallas, los historiadores no
suelen ponerse de acuerdo en el tamaño y composición de los ejércitos,
pero teniendo en cuenta la deserción de tribus hispanas a favor de los
romanos, y la división de las fuerzas púnicas podemos hacernos una idea
del tamaño del ejército de Asdrúbal. Sería una fuerza de unos 15.000 a 20.000 hombres,
compuesto de caballería númida, honderos baleares, una pequeña fuerza
de libio-fenicios y mercenarios hispanos que todavía eran leales a su
causa (más bien a su plata…), además contaría con elefantes de guerra en
un número cercano a los 20.Escipión contaba esta vez con superioridad
numérica, a su mando contaba con 4 legiones (dos de ellas auxiliares),
un total de unos 20.000 hombres, a parte la caballería que podrían contar entre 3.000 y 4.000 jinetes.
Asdrúbal tomo posiciones en el cerro, sabiéndose
en inferioridad numérica y teniendo claro su objetivo, que era
salvaguardar el mayor número de tropas posible para su posterior marcha
hacia Italia. La colina era lo suficientemente ancha como para albergar
su ejército formado, dejando la infantería libio-fenicia en el centro y
los mercenarios íberos en los flancos, esperando el envite romano.
Escipión deseaba entrar en combate cuanto antes ya que corría peligro de
que los otros dos ejércitos cartagineses que operaban en Hispania
acudieran en ayuda de Asdrúbal, no obstante era precavido, pues
la colina que había elegido su enemigo era una buena posición defensiva.
Al tercer día Escipión se decidió y lanzo a sus
vélites hacia la colina, Asdrúbal en respuesta mandó a los honderos
baleares y a la infantería ligera a una planicie que se encontraba en la
ladera de la colina, el avance debió ser penoso bajo la lluvia de
proyectiles de plomo y jabalinas, pero una vez que llegaron a la lucha
cuerpo a cuerpo, los cartagineses fueron derrotados y se retiraron a
la cima de la colina. Lo normal es que el general romano hubiera mandado
el resto de su ejército para asegurar el terreno conquistado y lanzar
sus mejores tropas contra los lanceros que formaban en el centro, pero
este general era Publio Cornelio Escipión que se destacó por hacer lo
que menos esperaba el enemigo.
Volvió a lanzar su infantería ligera colina
arriba, contra las mejores tropas que tenía Asdrúbal y encima en una
posición ventajosa para repeler el ataque, en el momento que tomaron
contacto Escipión dividió en dos el resto de sus fuerzas y se dirigió
hacia la cima por cada uno de sus flancos , él propio Publio por la
izquierda y su lugarteniente Lelio por la derecha,
mientras tanto el centro cartaginés compuesto por los lanceros libios
mantenía la posición perfectamente ya que las tropas que tenía en
frente eran ligeras y se encontraban exhaustas por el combate en
la planicie, pero mantenían a los lanceros ocupados mientras las tropas
más pesadas se echaban sobre los íberos de los flancos.
La trampa se cerraba y Asdrúbal temiendo una
masacre hizo retroceder a su infantería pesada ordenadamente a la vez
que cargaba el oro y la plata que quedaba en su campamento en los
elefantes, a su vez los iberos se desmoronaban ante el muro de escudos y
las terribles cuchilladas del gladius romano, la batalla había acabado,
pero cuando Escipión llego a la cima descubrió que su enemigo
había huido y la victoria no llegó a ser completa ya que su principal
objetivo era evitar la marcha de Asdrúbal hacia Italia, no obstante las
bajas en el ejército cartaginés fueron terribles, unos 8.000 muertos y
cerca de 10.000 prisioneros (la mayoría hispanos) dejaban constancia de
ello. Escipón haciendo gala de su conocida diplomacia, libero a todos
los prisioneros hispanos que agradecidos le llamaron rey, los
prisioneros africanos no corrieron tanta suerte y se vendieron como
esclavos.
Fue la primera gran victoria de
Escipión en campo abierto y por supuesto no sería la última; su acción
en Baecula obligó a los otros dos ejércitos púnicos a fusionarse y
forzar la última batalla de los cartaginenes en Hispania: Ilipa ,
pero esa es otra historia..
Bibliografía y fuentes:
Polibio de Megapolis, Historia universal de la República romana.
Nic Fields, Roma contra Cartago.
Mark Healy, Aníbal diezma las legiones.
Tito Livio, Historia de Roma.
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