Renaissance Café
Si se levantan los vientos de las tentaciones, si
tropiezas con los escollos de la tentación, mira a la estrella, llama a
María.
Si te agitan las olas de la soberbia, de la
ambición o de la envidia, mira a la estrella, llama a María.
Si la ira, la avaricia o la impureza impelen
violentamente la nave de tu alma, mira a María.
Si turbado con la memoria de tus pecados, confuso
ante la fealdad de tu conciencia, temeroso ante la idea del juicio, comienzas a
hundirte en la sima sin fondo de la tristeza o en el abismo de la desesperación,
piensa en María.
En los peligros, en las angustias, en las dudas,
piensa en María, invoca a María. No se aparte María de tu boca, no se aparte de
tu corazón; y para conseguir su ayuda intercesora no te apartes tú de los
ejemplos de su virtud. No te descaminarás si la sigues, no desesperarás si la
ruegas, no te perderás si en ella piensas.
Si ella te tiene de su mano, no caerás; si te
protege, nada tendrás que temer; no te fatigarás sí es tu guía; llegarás
felizmente al puerto si Ella te ampara
San BernardoHom. sobre la Virgen Madre, 2
En todas nuestras penas, sean del alma, sean del
cuerpo, después de Dios, hemos de concebir una gran confianza en la Virgen
María.
Santo Cura de Ars
Sermón sobre la esperanza
María es el tesoro de Dios y la tesorera de todas
las misericordias que nos quiere dispensar
San Alfonso Mª
Ligorio
Visitas al Stmo. Sacramento, 25
Honra, reverencia y respeta con especial amor a la
sagrada y gloriosa Virgen María, porque es Madre de nuestro Padre soberano y,
por consiguiente, nuestra gran Madre. Recurramos, pues, a ella, y como hijuelos
suyos echémonos en su regazo en todo tiempo y ocurrencia, con firmisima
confianza; invoquemos a esta dulce Madre, imploremos su amor maternal,
procuremos imitar sus virtudes y tengamos un afecto verdaderamente filial con
esta Señora
San Francisco de
Sales
Introd. a la vida devota, II, 16 |
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1. Después
del Padrenuestro es la oración fundamental del católico. El Catecismo de la
Iglesia Católica, en su capítulo dedicado a la oración cristiana, dedica los
números 2676-2677 a su explicación. [Volver]
2. Esta oración,
también conocida por su título en latín "Memorare", se atribuye San Bernardo de
Claraval y es una de las mejores oraciones de confianza que podemos dirigir a
nuestra Madre, la Virgen María. De él son estas palabras: Que nuestra alma
sedienta acuda a esta fuente, y que nuestra miseria recurra a este tesoro de
compasión... Virgen bendita, que tu bondad haga conocer en adelante al mundo la
gracia que tú has hallado junto a Dios: consigue con tus oraciones el perdón de
los culpables, la salud de los enfermos, el consuelo de los afligidos, ayuda y
libertad para los que están en peligro.(S. Bernardo, Hom. en la Asunción de
la B. Virgen María, 1, 7-8).
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