La dignidad no consiste en nuestros honores sino en el
reconocimiento de merecer lo que tenemos.
Un hombre tiene que tener
siempre el nivel de la dignidad por encima del nivel del miedo.
El digno sufre. Pero su
dignidad lo consuela.
La dignidad es tan noble que
compensa las pérdidas que causa.
En cuanto alguien comprende
que obedecer leyes injustas es contrario a su dignidad de hombre, ninguna
tiranía puede dominarle.
La dignidad es el respeto que
una persona tiene de sí misma y quien la tiene no puede hacer nada que lo vuelva
despreciable a sus propios ojos.
La indignación moral es la
estrategia tipo para dotar al idiota de dignidad.
La dignidad comienza donde la
jactancia acaba.
Merecer la vida no es callar y
consentir tantas injusticias repetidas... Es una virtud, es dignidad y es la
actitud de identidad más definida.
La derrota tiene una dignidad
que la victoria no conoce.
Es necesario
conocer la diferencia entre el orgullo y dignidad. El orgullo se lleva con la
honestidad interna y externa. La dignidad es un valor de respeto hacia uno mismo.
Proceder con honestidad en
aras de la dignidad del hombre es el compromiso más trascendente en nuestro
corto paso por este mundo.
El dolor es la dignidad de la
desgracia.
Quiero al Sur, su buena gente,
su dignidad, siento el Sur, como tu cuerpo en la intimidad.
En plegar y moldear está el
arte político. Sólo en las ideas esenciales de dignidad y libertad se debe ser
espinudo, como un erizo, y recto, como un pino.
El que es sincero y accesible,
pero mantiene su dignidad, se hará acreedor a grandes honores. Estar bajo la
protección celestial, es recibir la bendición de la buena fortuna y el éxito.
Indica resplandor de la fuerza, la vitalidad, la belleza y dignidad. Un lugar
de prestigio.
Si te propones algún día
mandar con dignidad, debes servir con diligencia.
La perfección de la propia
conducta estriba en mantener cada cual su dignidad sin perjudicar la libertad
ajena.
Todo trabajo que enaltece la
humanidad tiene dignidad e importancia y debe emprenderse con excelencia
esmerada.
Una casa sin libros es una
casa sin dignidad.
Por su lugar de dignidad,
reune a las gentes. No hay reproche. Si alguien no confía en él, debe
perseverar en la virtud y prescindir de todo arrepentimiento. Sólo por su alta
posición es capaz de reunir al pueblo; su voluntad no es lo bastante fuerte para
obtener de ello excelentes resultados.
No debe afligirnos el que los
hombres no os conozcan. Lo lamentable es que no seáis dignos de ser conocidos
por los hombres.
Lo importante no es lo que han
hecho de nosotros, sino lo que hacemos con lo que han hecho de nosotros.
Perder la propia
individualidad y convertirse en un mero engranaje de una máquina está por
debajo de la dignidad humana.
Lo que más indigna al
charlatán es alguien silencioso y digno.
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