TRADUCCIÓN

sábado, 22 de septiembre de 2012

TOMÁS MORO: HOMBRE ACTUAL

Tomás Moro nació en Londres en 1477. Recibió una excelente educación clásica, graduándose de la Universidad de Oxford en abogacía. Su carrera en leyes lo llevó al parlamento. En 1505 se casó con su querida Jane Colt con quien tuvo un hijo y tres hijas. Jane muere joven y Tomás contrae nuevamente nupcias con una viuda, Alice Middleton.
Hombre de gran sabiduría, reformador, amigo de varios obispos.
En 1516 escribió su famoso libro "Utopía". Atrajo la atención del rey Enrique VIII quién lo nombró a varios importantes puestos y finalmente "Lord Chancellor", canciller, en 1529. En el culmen de su carrera Tomás renunció, en 1532, cuando el rey Enrique persistía en repudiar a su esposa para casarse, para lo cual el rey se disponía a romper la unidad de la Iglesia y formar la iglesia anglicana bajo su autoridad.
Tomás pasó el resto de su vida escribiendo sobre todo en defensa de la Iglesia. En 1534, con su buen amigo el obispo y santo Juan Fisher, rehusó rendir obediencia al rey como cabeza de la iglesia. Estaba dispuesto a obedecer al rey dentro de su campo de autoridad que es lo civil pero no aceptaba su usurpación de la autoridad sobre la Iglesia. Tomás y el obispo Fisher se ayudaron mutuamente a mantenerse fieles a Cristo en un momento en que la gran mayoría cedía ante la presión del rey por miedo a perder sus vidas. Ellos demostraron lo que es ser de verdad discípulos de Cristo y el significado de la verdadera amistad. Ambos pagaron el máximo precio ya que fueron encerrados en La Torre de Londres. Catorce meses mas tarde, nueve días después de la ejecución de San Juan Fisher, Sto. Tomás fue juzgado y condenado como traidor. El dijo a la corte que no podía ir en contra de su conciencia y decía a los jueces que "podamos después en el cielo felizmente todos reunirnos para la salvación eterna"
 
Ya en el andamio para la ejecución, Tomás le dijo a la gente allí congregada que el moría como "El buen servidor del rey, pero primero Dios" ("the King's good servant-but God's first"). Nos recuerda las palabras de Jesús: "Al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios." Fue decapitado el 6 de julio de 1535. Su fiesta es el 22 de junio.



PENSAMIENTOS DE STO. TOMAS MORO

"Si me distraigo, la Eucaristía me ayuda a recogerme. Si se ofrecen cada día oportunidades para ofender a mi Dios, me armo cada día para el combate con la recepción de la Eucaristía. Si necesito una luz especial y prudencia para desempeñar mis pesadas obligaciones, me acerco a mi Señor y busco Su consejo y luz"
"Estas cosas, buen Señor, por las que rezamos, danos la gracia de trabajarlas" 
"Es mas breve y rápido escribir herejías que responder a ellas"
 
 
 
“Felices los que saben reírse de sí mismos, porque nunca terminarán de divertirse.” (Santo Tomás Moro)

“Felices los que saben distinguir una montaña de una piedrita, porque evitarán muchos inconvenientes.” (Santo Tomás Moro)

“Felices los que saben descansar y dormir sin buscar excusas, porque llegarán a ser sabios.” (Santo Tomás Moro)

“Felices los que saben escuchar y callar, porque aprenderán cosas nuevas.” (Santo Tomás Moro)

“Felices los que son suficientemente inteligentes, como para no tomarse en serio, porque serán apreciados por quienes los rodean.” (Santo Tomás Moro)

“Felices los que están atentos a las necesidades de los demás, sin sentirse indispensables, porque serán distribuidores de alegría.” (Santo Tomás Moro)

“Felices los que saben mirar con seriedad las pequeñas cosas y tranquilidad las cosas grandes, porque irán lejos en la vida.” (Santo Tomás Moro)

“Felices los que saben apreciar una sonrisa y olvidar un desprecio, porque su camino será pleno de sol.” (Santo Tomás Moro)

“Felices los que piensan antes de actuar y rezan antes de pensar, porque no se turbarán por lo imprevisible.” (Santo Tomás Moro)

“Felices ustedes si saben callar y ojalá sonreír cuando se les quita la palabra, se los contradice o cuando les pisan los pies, porque el Evangelio comienza a penetrar en su corazón.” (Santo Tomás Moro)

“Felices ustedes si son capaces de interpretar siempre con benevolencia las actitudes de los demás aún cuando las apariencias sean contrarias. Pasarán por ingenuos: es el precio de la caridad.” (Santo Tomás Moro)

“Felices sobretodo, ustedes, si saben reconocer al Señor en todos los que encuentran, entonces habrán hallado la paz y la verdadera sabiduría.” (Santo Tomás Moro)
 
“Cuando nos sintamos demasiado atrevidos, recordemos nuestra fragilidad; cuando nos sintamos demasiado desmayadizos, recordemos la fortaleza de Cristo.” (Santo Tomás Moro)
 
“Nada puede pasarme que Dios no quiera. Y todo lo que El quiere, por muy malo que nos parezca, es en realidad lo mejor.” (Santo Tomás Moro)
 
“Si me distraigo, la Eucaristía me ayuda a recogerme.” (Santo Tomás Moro)
 
“Si se ofrecen cada día oportunidades para ofender a mi Dios, me armo cada día para el combate con la recepción de la Eucaristía.” (Santo Tomás Moro)
“Si necesito una luz especial y prudencia para desempeñar mis pesadas obligaciones, me acerco a mi Señor y busco Su consejo y luz.” (Santo Tomás Moro)
"En mi corazón no encuentro las fuerzas suficientes para hablar de forma distinta a como me dicta mi conciencia." (Santo Tomás Moro)
"Cristo sabía que muchos, por su propia debilidad física, se sentirían aterrorizados ante la idea del suplicio, y quiso llevarles consuelo al espíritu con el ejemplo de su dolor, de su tristeza, de su angustia, de su miedo.” (Santo Tomás Moro)
 
"El hombre no puede ser separado de Dios, ni la política de la moral" (Santo Tomás Moro)
 
“El que no tiene otra elección que renegar de Dios o afrontar el suplicio puede estar seguro de que ha sido precisamente Dios el que lo ha puesto en ese aprieto.” (Santo Tomás Moro)
 
“Si huimos cuando somos conscientes de que para la salvación de nuestra alma o de la de los que nos han sido confiados Dios nos orde­na mantenernos en nuestro lugar y confiar en su ayuda, cometeremos una tontería, incluso si lo hacemos para salvar nuestra vida. Sí, precisamente porque lo hacemos para salvar nuestra vida.” (Santo Tomás Moro)
 
“¡Ah!, qué poco nos parecemos a Cristo aunque llevemos su nombre y nos llamemos cristianos. Nuestra conversación en las comidas no sólo es tonta y superficial (incluso por esta negligencia advirtió Cristo que deberemos rendir cuenta), sino que a menudo es también perniciosa, y una vez llenos de comida y bebida dejamos la mesa sin acordarnos de Dios y sin darle gracias por los bienes que nos ha otorgado.” (Santo Tomás Moro)
 
“Dios mismo dispuso de modo admirable que su divinidad moderara el influjo en su humanidad de tal modo que pudiera admitir las pasiones de nuestra frágil naturaleza humana, y padecerlas con la intensidad que El quisiera.” (Santo Tomás Moro)
 
“Lo primero que enseña Cristo Rey, y con su propio ejemplo, a quien quiera luchar por El es la virtud de la humildad, fundamento de las demás virtudes y que permite a uno remontarse hacia las más altas metas con paso seguro.” (Santo Tomás Moro)
 
“Si vencidos por el cansancio apenas tenemos ya fuerza para continuar, o si tanta es la pereza y blandenguería que estamos a punto de pararnos, pidamos a Dios que, por favor, nos arrastre aunque opongamos resistencia.” (Santo Tomás Moro)
 
“Deberíamos derramar sin cesar sobre Dios jaculatorias y oraciones, implorando con humildad que, si en algún momento, viniéramos a pedir algo que no nos es conveniente, impulsados por los atractivos de la carne, o seducidos por los espejuelos de los placeres, o atraídos por el anhelo de las cosas terrenales, o trastornados por las insidias y maquinaciones del diablo, se haga sordo a nuestra petición y aleje aquello por lo que rezamos, derramando sobre nosotros todo aquello que El sabe nos hará bien, aunque mucho le pidamos lo aparte de nuestra vida.” (Santo Tomás Moro)
 
“Estamos a veces tan dormidos en los vicios que ni siquiera queremos despertarnos ante las llamadas y sacudidas de la misericordia divina, y regresar a la práctica de las virtudes. Nosotros mismos somos la causa de que Dios se aleje abandonándonos en nuestra vida viciosa.” (Santo Tomás Moro)
 
“Cuando la razón se rebela contra la verdadera fe de Cristo y se hace adicta a la herejía, huye de Cristo y se convierte en esclava del hereje al que sigue, descarriada por el diablo y perdida en los vericuetos del error.” (Santo Tomás Moro)
 
“Si alguien escapa cuando Dios le manda permanecer y afrontar el peligro con confianza, bien por razón de su propia salvación o por la de aquellos que le han sido encomendados a su cuidado, ese tal se comporta, sin ninguna duda, muy insensatamente. Pero, ¿y si lo hace para salvar la vida? También, porque, ¿qué puede ser más disparatado y necio que el preferir un breve tiempo de dolor y desgracia a una eternidad de felicidad?” (Santo Tomás Moro)
 
“Si tan amenazado estuviera alguien en el mal que no haya dejado de profesar la verdadera doctrina por miedo, sino que, como Arrio y otros como él , predica falsa doctrina bien por una sórdida ganancia o por una corrupta ambición, ese tal no duerme como Pedro, ni niega como Pedro, sino que permanece bien despierto como el miserable Judas y, como Judas, a Cristo persigue.” (Santo Tomás Moro)
 
Sobre la oración: “Una vez que se ha empezado con atención, nunca después puede ser interrumpida de tal modo que la virtud de la primera intención no permanezca de modo continuo, actual o habitualmente. Y esto es así siempre que no se renuncie a aquella intención inicial decidiendo abandonar la oración, o bien cortándola bruscamente por el pecado mortal.” (Santo Tomás Moro)
 
“Pienso que no andamos equivocados al sospechar que se avecina de nuevo un tiempo en que el Hijo del hombre, Cristo, será entregado en manos de los pecadores, cuando observamos un peligro inminente de que el Cuerpo místico de Cristo, la Iglesia de Cristo, esto es, el pueblo cristiano, es arrastrado a la ruina a manos de hombres perversos e impíos.” (Santo Tomás Moro)
 
“Si los males y desgracias de aquellos que están lejos no nos llegaran a conmover y preocupar, muévanos, al menos, nuestro propio peligro. Pues razón de sobra tenemos para temer que la maldad destructora no tardará en acercarse adonde estamos, de la misma manera que sabemos por experiencia cuan grande e impetuosa es la fuerza devastadora de un incendio, o cuán terrible el contagio de una peste al extenderse. Sin la ayuda de Dios para que desvíe el mal, inútil es todo refugio humano.” (Santo Tomás Moro)
 
“La sabiduría de Dios, que todo lo penetra con fuerza irresistible y que dispone todas las cosas con suavidad, al contemplar en presente cómo serían afectados los ánimos de los hombres en diferentes lugares, acomoda su ejemplo a los varios tiempos y lugares, escogiendo, un destino u otro, de acuerdo con lo que El ve será más conveniente. De esta manera, da a los mártires temperamentos según los designios de su providencia.” (Santo Tomás Moro)

BIOGRAFÍA
 
Primeros años
Nació en el corazón de la ciudad de Londres (Inglaterra), en su casa familiar de Milk Street,[2] el 7 de febrero de 1478. Fue el hijo mayor de sir John More, mayordomo del Lincoln's Inn (uno de los cuatro colegios de abogados de la City de Londres), jurista y posteriormente nombrado caballero y juez de la curia real; y de su mujer Agnes More (de soltera, Graunger). En 1486, tras cinco años de enseñanza primaria en el Saint Anthony School, considerada la mejor escuela de gramática de Londres[cita requerida], además de la única gratuita, fue conducido según la costumbre entre las buenas familias al Palacio de Lambeth, donde sirvió como paje del cardenal John Morton, arzobispo de Canterbury y Lord Canciller de Inglaterra.
El cardenal era un ferviente defensor del nuevo humanismo renacentista, y tuvo en mucha estima al joven Moro. Confiando en desarrollar su potencial intelectual, Morton decidió, en 1492, sugerir el ingreso de Tomás Moro, que por entonces contaba con catorce años, en el Canterbury College de la Universidad de Oxford, donde pasará dos años estudiando la doctrina escolástica que allí se impartía y perfeccionando su retórica, siendo alumno de los humanistas ingleses Thomas Linacre y William Grocyn. Sin embargo, Moro se marcharía de Oxford dos años después sin graduarse y, por insistencia de su padre, en 1494 se dedicó a estudiar leyes en el New Inn de Londres y, posteriormente, en el Lincoln's Inn, institución en la que había trabajado su padre. En 1496 comenzó a ejercer la abogacía ante los tribunales. Posiblemente durante esta época aprendió el francés, necesario tanto para las cortes de justicia inglesas como para el trabajo diplomático, uniéndose este idioma al inglés y latín ya aprendidos durante sus estudios primarios.
En torno a 1497, comienza a escribir poesías, con una ironía que le valió cierta fama y reconocimiento. En esta época tiene sus primeros encuentros con los precursores del Renacimiento, conociendo a Erasmo de Rotterdam, con quien entablaría amistad, y a John Skelton.
Hacia 1501 ingresó en la Tercera orden de San Francisco, viviendo como laico en un convento cartujo hasta 1504. Allí se dedicaría al estudio religioso y alrededor de 1501 traduciría epigramas griegos al latín y comentaría De civitate Dei, de San Agustín. A través de los humanistas ingleses tiene contacto con Italia. Tras realizar una traducción (publicada en 1510) de una biografía de Giovanni Pico della Mirandola escrita por su sobrino Gianfrancesco, quedó prendado del sentimiento de la obra que adoptó para sí, y que marcaría definitivamente el curso de su vida.[cita requerida] Aunque abandonase su vida ascética y volviese a su anterior profesión jurídica y fuese nombrado miembro del Parlamento, en 1504, Moro nunca olvidó ciertos actos de penitencia, llevando durante toda su vida un cilicio en la pierna y practicando ocasionalmente la flagelación.
 

Vida familiar

Al abandonar el convento de los cartujos, en 1505, contrae matrimonio con Jane Colt y ese mismo año nace su hija Margaret, quien sería su discípula. Habiendo abandonado la Orden de los Cartujos, recibido en leyes, ejerce como abogado con éxito, en parte gracias a su preocupación por la justicia y la equidad; más tarde sería juez de pleitos civiles y profesor de Derecho.
En 1506 nace su segunda hija, Elizabeth. Ese año traduce al latín Luciano en compañía de Erasmo. Un año más tarde nace Cecily, su tercera hija. Tomás Moro es pensionado y mayordomo en el Lincoln's Inn, donde realiza conferencias entre 1511 y 1516. En 1509 nace su hijo John. Moro participa en gestiones entre grandes compañías de Londres y Amberes. Ese mismo año escribe poemas para la coronación de Enrique VIII. En 1510 es nombrado miembro del Parlamento y vicesheriff de Londres. Un año más tarde muere su esposa Jane y se casa con Alice Middleton, viuda siete años mayor que Moro y con una hija, Alice.
En 1513 escribe History of King Richard III, libro que inspirará al personaje de William Shakespeare[cita requerida].
En 1515 es enviado a una embajada comercial en Flandes. Ese año escribe el libro segundo de Utopía. Un año más tarde escribe el libro primero de Utopía y la obra completa es publicada en Lovaina. En 1517 es enviado a Calais para resolver problemas mercantiles. Es nombrado Master of requests y miembro del Consejo Real. En 1520 ayuda a Enrique VIII a escribir Asertio septem sacramentorum. Moro es hecho caballero y vicetesorero. Ese mismo año su hija Margaret se casa con William Roper, quien sería el primer biógrafo de Tomás Moro.
En 1524 es nombrado Administrador de la Universidad de Oxford; en 1525, Administrador de la Universidad de Cambridge y Canciller de Lancaster. Traslada su residencia a Chelsea y escribe una carta a Iohannis Bugenhagen defendiendo la supremacía papal. En 1528, el obispo de Londres le permite leer libros heréticos para refutarlos.
En 1530 no firma la carta de nobles y prelados que solicita del papa la anulación del matrimonio real. En 1532 renuncia a su cargo de canciller. En 1534 se niega a firmar el Acta de Supremacía que representa repudio a la supremacía papal. El Acta establece condena a quienes no la acepten y el 17 de abril del mismo año es encarcelado. Un año más tarde es decapitado, el 6 de julio de 1535.

 

Vida pública

Miembro del Parlamento desde 1504, fue elegido juez y subprefecto en la ciudad de Londres, y se opuso a algunas medidas de Enrique VII. Con la llegada de Enrique VIII, protector del humanismo y de las ciencias, Moro entró al servicio del Rey y se convirtió en miembro de su Consejo Privado.
Moro viajó por Europa y recibió la influencia de distintas universidades. Desde allí escribió un poema dedicado al rey, que acababa de tomar posesión de su trono. La obra llegó a manos del rey, que hizo llamarlo, naciendo a partir de entonces entre ambos una amistad. Enrique VIII se sirvió de su diplomacia y tacto, confiándole algunas misiones diplomáticas en países europeos; más tarde lo nombró para varios cargos menores (tesorero, etc.), y por fin Lord Canciller, en 1529. Fue el primer Canciller laico después de varios siglos.
En 1521 fue condecorado con el título de knight (caballero). En 1524 fue nombrado High Steward (censor y patrón) de la Universidad de Oxford, de la que había sido alumno. En 1525 fue nombrado también High Steward de la Universidad de Cambridge.
 
 

Condena y muerte

El Rey Enrique VIII se enemistó con Tomás Moro debido a las desavenencias surgidas en torno a la validez de su matrimonio con su esposa Catalina de Aragón que Tomás, como Canciller, apoyaba. Enrique VIII había pedido al Papa la concesión de la nulidad de su matrimonio con Catalina de Aragón y la negativa de éste supuso la ruptura de Inglaterra con la Iglesia Católica de Roma y el nombramiento del rey como cabeza de la Iglesia de Inglaterra.
El rey insistió en obtener la nulidad de su matrimonio a fin de poder casarse nuevamente para conseguir su deseo de tener un hijo varón, que Catalina de Aragón no podía ya darle. La nulidad hubiese borrado la infidelidad y le hubiera permitido un matrimonio válido a los ojos de la Iglesia Católica, legitimando los hijos que pudiera tener de su matrimonio con Ana Bolena y todo hubiese quedado en un asunto intrascendente.
Las sucesivas negativas de Tomás Moro a aceptar algunos de los deseos del rey acabaron por provocar el rencor de Enrique VIII, que acabó encarcelando a Tomás Moro en la Torre de Londres, tras la negativa de éste a pronunciar el juramento que reconocía a Enrique VIII como cabeza suprema de la Iglesia de Inglaterra, tras la ruptura con Roma.
Finalmente el rey, enojado, mandó juzgar a Moro, quien en un juicio sumario fue acusado de alta traición y condenado a muerte (ya había sido condenado a cadena perpetua anteriormente). Otros dirigentes europeos como el Papa o el emperador Carlos V, quien veía en él al mejor pensador del momento, presionaron para que se le perdonara la vida y se la conmutara por cadena perpetua o destierro, pero no sirvió de nada y fue decapitado una semana después, el 6 de julio de 1535. Está enterrado en una bóveda subterránea anexa a la Capilla Católica de San Pedro ad Vincula, que se encuentra en la Torre de Londres.
Mantuvo hasta el final su sentido del humor, confiando plenamente en el Dios misericordioso que le recibiría al cruzar el umbral de la muerte. Mientras subía al cadalso se dirigió al verdugo en estos términos: «¿Puede ayudarme a subir?, porque para bajar, ya sabré valérmelas por mí mismo». Luego, al arrodillarse dijo: «Fíjese que mi barba ha crecido en la cárcel; es decir, ella no ha sido desobediente al rey, por lo tanto no hay por qué cortarla. Permítame que la aparte». Finalmente, ya apartando su ironía, se dirigió a los presentes: «I die being the King's good servant—but God's first» («Muero siendo el buen siervo del Rey, pero primero de Dios»).
Moro no fue el único que estuvo en la encrucijada de si debía seguir al Rey Enrique VIII o a la Iglesia Romana. El por entonces recién nombrado cardenal Juan Fisher también pasó por el mismo trance; Enrique VIII le mandó el capelo cardenalicio cuando Fisher estaba en prisión, y fue también ejecutado.
 

Obras

Su obra cumbre fue Utopía (1516), en la que aborda problemas sociales de la humanidad, y con la que se ganó el reconocimiento de todos los eruditos de Europa. Uno de sus inspiradores fue su íntimo amigo Erasmo de Rotterdam. La redactó durante una de las misiones asignadas por el rey en Amberes.
El resto de sus obras van desde retratos de personajes públicos, como el caso de Life of Pico della Mirandola (Vida de Pico della Mirandola) o Historia Richardi Tertii (Historia de Ricardo III), como a poemas y epigramas de su juventud (Epigrammata). Mención importante dentro de su obra merecen los diálogos-tratados que realizó en defensa de la fe tradicional atacando duramente a los reformistas tanto laicos como religiosos. Entre este tipo de obras se encuentran por ejemplo Responsio ad Lutherum (Respuesta a Lutero), A Dialogue Concerning Heresies (Un diálogo sobre la herejía), The Confutation of Tyndale's Answer (Refutación de la respuesta de Tyndale) o The Answer to a Poisoned Book (Respuesta a un libro envenenado).
Además de escritos en defensa de la Iglesia de Roma, también escribió sobre los aspectos más espirituales de la religión. Así, se encuentran escritos como Treatise on the Passion (Tratado sobre la Pasión de Cristo), Treatise on the Blessed Body (Tratado sobre el Cuerpo Santo), Instructions and Prayers o De Tristia Christi (La Agonía de Cristo), redactada este último de su puño y letra en la Torre de Londres, en el tiempo que estuvo confinado antes de su decapitación el 6 de julio de 1535. Este último manuscrito, salvado de la confiscación decretada por Enrique VIII, pasó por voluntad de su hija Margaret a manos españolas y a través de Fray Pedro de Soto, confesor del Emperador Carlos V, fue a parar a Valencia, patria de Luis Vives, amigo íntimo de Moro. Actualmente se conserva dentro de la colección que pertenece al museo del Real Colegio del Corpus Christi de Valencia.
Otras obras que escribió son las traducciones desde el latín que hizo de Lucano, así como varias cartas[3] y pequeños textos: Letter to Bugenhagen, Supplication of Souls, Letter Against Frith, The Apology, The Debellation of Salem and Bizance, A Dialogue of Comfort Against Tribulation, Letter to Martin Dorp, Letter to the University of Oxford, Letter to Edward Lee, Letter to a Monk.
 

Canonización

Tomás Moro fue beatificado junto a otros 53 mártires (entre ellos John Fisher) por el papa León XIII en 1886, y finalmente proclamado santo por la Iglesia Católica el 19 de mayo de 1935 (junto a John Fisher), por el Papa Pío XI. Juan Pablo II, el 31 de octubre del año 2000, lo proclamó patrón de los políticos y los gobernantes,[4] respondiendo así a la demanda que, en 1985, le presentó el Presidente de la República Italiana, Francesco Cossiga, y que recogió centenares de firmas de jefes de Gobierno y de Estado, parlamentarios y políticos.

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